LA PROBLEMÁTICA DE LA SUCESIÓN GENERACIONAL EN LA EMPRESA FAMILIAR.
Según los datos publicados por la escuela de negocios IESE, el 65% del PIB español y el 80% del empleo privado está generado por la empresa familiar. En países como EEUU o Alemania, estos porcentajes alcanzan el 40% del PIB y el 60% del empleo, en el primero, y el 55% y el 58%, respectivamente, en el segundo. Estas cifras ponen de manifiesto la importancia que tiene en la economía este tipo de empresas.
Según la opinión de los expertos, la sucesión generacional se convierte en uno de los principales escollos para garantizar la supervivencia de la empresa familiar. Así, de las 107 empresas que conforman el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), el 42% se encuentra en segunda generación, el 21% está en tercera, y sólo el 6% y el 1% se encuentran en quinta y sexta generación, respectivamente.
Otra cifra que demuestra la problemática sucesoria en la empresa familiar es la esperanza de vida. Si en una compañía no familiar la esperanza de vida, en promedio, es de aproximadamente 50 años, en una empresa familiar este período se reduce a la mitad, 25 años.
Entre las razones que dificultan el proceso sucesorio podría encontrarse la resistencia del miembro que detenta el poder a retirarse, o a renovar el equipo directivo o la tecnología de la empresa. La falta de confianza en los hijos o la escasa preparación de éstos son otros de los motivos que dificultan la transición.
La sucesión generacional es un proceso largo y complejo que requiere de la empresa una adecuada estructura organizativa. La creación de la asamblea de familia, órgano que vela por la unidad familiar y la comunicación entre los miembros; el consejo de familia, que integra a los familiares accionistas, haciendo las veces de la junta general en la empresa no familiar; y el protocolo, que recoge las líneas de actuación de los miembros de la empresa con el fin de evitar conflictos familiares, en aspectos como las condiciones para incorporarse a la compañía o el papel de los miembros adheridos (yernos y nueras). Una organización adecuada es la condición necesaria, pero no suficiente, para garantizar el relevo generacional. La voluntad de la generación en el poder de planificar su retirada y delegar responsabilidades en las generaciones sucesoras es fundamental en este proceso.
La presencia de asesores externos en los consejos familiares dota a la empresa familiar de una visión más objetiva de la situación en su conjunto y permite separar los lazos emocionales de los empresariales.
Las entidades de capital riesgo pueden aportar el apoyo financiero y gerencial para impulsar a la empresa familiar al siguiente nivel, aunque también conocen la dificultad de aquéllas a ceder parte o la mayoría de su cuota accionarial.