GLOBALIZACIÓN Y EMPRESA FAMILIAR.

    El proceso de globalización, entendido como la transformación de una economía mundial compuesta por la agregación de los mercados nacionales o regionales en otra en que los mercados operan sin tener en cuenta las fronteras nacionales, se ha intensificado de manera importante en los últimos años. Desde el punto de vista de la empresa, la globalización consiste en convertir una serie de negocios nacionales o regionales en un solo negocio mundial con una única estrategia global integrada, pudiendo ser abordada a través de alianzas estratégicas entre compañías, la inversión directa o la exportación.

    Dentro de este marco, la empresa familiar, especialmente, se enfrenta a un entorno imprevisible y cambiante propiciado por los nuevos desarrollos en tecnología y comunicaciones. Para su mejor desarrollo, existen cuatro áreas fundamentales en que sería conveniente que las empresas incidieran, como son la formación, el I+D+i, la internacionalización y la dimensión óptima.

    Para afrontar el reto de la globalización, la empresa familiar debería adquirir mayor tamaño y financiación, y es aquí donde este tipo de empresa, que supone el 65% del tejido empresarial español con cerca del millón y medio de sociedades, encuentra su principal inconveniente ante la reticencia de permitir la entrada en su accionariado de un socio externo, como el capital riesgo, que podría cumplir esa función de puente hacia la expansión fuera de nuestras fronteras.

                                                                                                                    Más información en EXPANSIÓN (18-04-2001)