EMPRENDEDOR Y CAPITALISTA RIESGO: UN MATRIMONIO DIFÍCIL DE LLEVAR HOY EN DÍA.

    Aquella época en la que emprendedores y capitalistas riesgo se entendían a la perfección parece haber llegado a su fin. En la actualidad, los inversores están mucho más implicados en las compañías en las que participan, dedican más tiempo a sus inversiones, preguntan más y se ocupan de que las proyecciones y los resultados de las participadas alcancen las cotas marcadas inicialmente.

    El emprendedor ha perdido gran parte de la capacidad de movimiento que disfrutaba a finales de los noventa, cuando tenía el privilegio de elegir que operador de capital riesgo le convenía más. Ahora, en un mercado contraído, son los inversores los que sujetan la sartén por el mango.

    Por el lado de los emprendedores abunda la queja de la desproporcionada porción de capital que han de ceder por sus empresas a cambio de una insuficiente inyección de recursos. Además, en ocasiones se ven obligados a recortar sus salarios y reducir sus incentivos.
 
    Puede que los capitalistas riesgo estén de alguna manera intentando compensar los errores cometidos durante el auge de las puntocom, llevando al límite su intención de no pagar ni un euro más de lo vale su parte de accionariado.