LOS RETOS DEL SECTOR BIOTECNOLÓGICO ESPAÑOL.
La biotecnología está introduciéndose en la vida cotidiana del ciudadano de a pie sobre todo en dos áreas: la farmacéutica, a través del diseño de nuevos medicamentos, y la agroalimentación, mediante la manipulación genética de muchos cultivos y productos.
Según la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), en 2001, el sector biotecnológico español alcanzó un volumen de negocio conjunto de 4.808 millones de euros, lo que supone un incremento del 7,3% respecto al año anterior. Esta cifra nos coloca como el cuarto país europeo, por detrás de Reino Unido, Alemania y Francia, pero por delante de Italia. El año pasado también creció el número de empresas respecto a 2000, alcanzándose las 226, un 13% más. En cuanto a empleados, el sector dio trabajo a 24.808 personas, lo que supone un aumento del 2,5% más.
Sin embargo, el sector biotecnológico español adolece del dinamismo que tienen Reino Unido, Alemania o Francia. Mientras en estos tres países se crea una media de 50 empresas al año, en España sólo alcanza una media de 20, lo que cada año incrementa más las diferencias.
El perfil de una empresa biotecnológica española, es el de una compañía de menos de 500 empleados, con experiencia reciente en este ámbito (el 80% ha iniciado su actividad en esta área de negocio hace menos de 25 años) y muy innovadora. El 63% de las sociedades están participadas mayoritariamente por capital nacional. Las plantillas cuentan con personal altamente cualificado y tienen una fuerte vocación exportadora, ya que más de la mitad realiza ventas las realiza principalmente en Europa.
En cuanto a su ubicación geográfica, las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona aglutinan el 46% de las empresas del sector. Las principales empresas biotecnológicas se encuentran en los campus universitarios que albergan El Parque Científico y el Parque Tecnológico, en Barcelona; y en la capital de España, en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), que junto al Centro Nacional de Biotecnología, han creado el Parque Científico de Madrid. Recientemente se ha detectado el nacimiento de pymes en otras comunidades autónomas.
El problema de la financiación de la empresa biotecnológica ha sido uno de los principales obstáculos que ha tenido que afrontar el sector. Las entidades de capital riesgo, aunque tarde, empiezan a mostrar un fuerte interés por el elevado potencial de crecimiento de esta industria. Sin embargo, problemas como la escasez del número de bioemprendedores, la ausencia de un mercado financiero secundario especializado en este tipo de compañías y la existencia todavía de un número reducido de expertos que garanticen la viabilidad de los proyectos, merman la capacidad de actuación de los capitalistas riesgo.
Los subsectores más dinámicos y que más inversión reciben son el de agroalimentación (que recibe el 34% de las inversiones), salud humana (el 22%) y salud animal (el 17%).
Según Asebio, sería conveniente que el Gobierno incrementase el presupuesto asignado al sector tanto en I+D como en medidas horizontales (incentivos fiscales, formación, creación de empresas y movilidad de personal) y que promoviese en el ámbito internacional la biotecnología española, dando a conocer nuestro mercado a inversores y empresas internacionales.
No obstante, el problema que está frenando el adecuado desarrollo del sector biotecnológico español es, en opinión de Asebio, la negativa de las grandes compañías de agroalimentación españolas, al menos no hay constancia de que lo hagan, como Agrolimen, Nutrexpa, Panrico o Chupa Chups, a destinar una parte de su inversión en I+D al área de la biotecnología.
Puede que la causa que provoca este hecho sea la mala prensa que padecen los denominados cultivos y alimentos transgénicos, o modificados genéticamente.