EL CAPITAL RIESGO COMO ALTERNATIVA DE FINANCIACIÓN A LA INNOVACIÓN.

    De todos es sabida la dificultad por la han pasado, y pasan, las empresas tecnológicas en este año. Por ello, muchas compañías, preocupadas por los resultados a corto plazo, parecen dispuestas a mejorar su cuenta de resultados recortando la partida de investigación y desarrollo (I+D) de nuevos productos. Tal es el caso de Philips, que ha anunciado el despido de 300 empleados de su departamento de I+D. Del mismo modo, una encuesta realizada por la consultora PricewaterhouseCoopers a 157 ejecutivos de firmas multinacionales concluye al 80%, su previsión de reducir o mantener los gastos en I+D y en ningún caso aumentarlos. Empresas como IBM, Microsoft o Hewlett-Packard confiesan haber retocado sus planes de inversión ante la situación coyuntural de la economía.

    La financiación conjunta de programas de investigación con universidades u otras empresas es otra alternativa para compartir gastos; como así lo demuestra el acuerdo alcanzado por Dell y Samsung para invertir en los próximos años €17.700 millones (2,94 billones de pesetas) en investigación y desarrollo de productos y tecnología.

    El capital riesgo es otra forma mediante la cual las empresas más cualificadas tecnológicamente pueden invertir en I+D una manera más fácil, barata y asumiendo un riesgo menor que si lo hicieran directamente. Así, desde hace varios años, compañías como Intel, Cisco Systems, HP, Microsoft o Sun Microsystems cuentan con sus propios departamentos dedicados exclusivamente a financiar empresas nacientes en busca de una inversión económica y tecnológica, asegurándose como mínimo el conocer de primera mano la situación del mercado y cuál es la tecnología que está detrás de un invento, y negociando el acceso, aunque restringido, al uso de la nueva tecnología.

    Según un estudio efectuado por la Asociación de Capital Riesgo Norteamericana (NVCA), en el período transcurrido entre octubre de 1999 y octubre de 2001, las principales compañías de microprocesadores norteamericanas invirtieron un total de €5.470 millones (910.131 millones de pesetas) en la financiación de 697 empresas.