EL CAPITAL RIESGO EN CHINA.
En los últimos meses, el gobierno chino ha aprobado, con discreción, diversas reglas de inversión que mejorarán la suerte de los inversores de capital riesgo, y lo que parece más importante, han creado nuevas formas para que el capital riesgo extranjero asegure sus negocios.
La nueva regulación crea un canal legítimo previamente inexistente para establecer una entidad de capital riesgo en el país, aunque no se espera que estos cambios modifiquen inmediatamente la forma en que el capital riesgo foráneo ha invertido en China. El sistema que regía el destino de esta actividad inversora hasta el pasado año, se caracterizaba por las dificultades para desinvertir las participaciones y repatriar las ganancias obtenidas, lo que entorpecía la actividad. Por ello, no sorprende que solamente se captasen 1.900 millones de dólares para inversiones el pasado año.
Como es lógico, todavía existen problemas que la nueva ley no trata, como los derivados de no conceder un status legal claro a las sociedades limitadas, lo que dificulta la labor de los gestores de fondos para dirigir sus inversiones. Otros temas que tampoco han sido tratados debidamente y que preocupan a la industria, son los referentes a la doble imposición; la posibilidad de garantizar préstamos a las entidades participadas; normas que permitan a las start ups emitir warrants y opciones. También, se hace necesario un marco legal algo más desarrollado que incentive la actividad y la apertura de una segundo mercado que mejore la desinversión de capitales.
Según informa The Asian Venture Capital Journal, China dispuso en 2000 de capitales en gestión por valor de 5.200 millones de dólares, para un total de 82.000 millones en el continente asiático. Para 2001, se estimó que el capital riesgo internacional captó recursos por importe de 1.860 millones de dólares para inversiones en China, comparados con los 17.900 millones de dólares obtenidos para Asia.
Estas cifras son sin duda escasas para el potencial de crecimiento que representa China. Las nuevas normas favorecerán el desarrollo de la actividad, y, en su medida, ayudarán a que el país progrese.